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lunes, 19 de noviembre de 2012

El frío de invierno


¡Qué frío…!  En unos minutos y la una de la madrugada marcará el reloj de pared que está colgado en la pared, el ligero tic -tac que emite el movimiento del segundero, se pierde con la mezcla de sonidos que escucho del motor del refri, de la pc, de algunos coches a lo lejos y de la tv encendida  sin prestarle atención, es una película tal, en un canal tal. 
Dejo prendida la televisión, para no percibir tanto silencio, para no sentir  la soledad que me acompaña y de la que me percato casi siempre a estas horas, y en algunas del día.
No, no abro  el reproductor de música, por una extraña razón que no me explico, últimamente casi ya no escucho música. Tengo en la cabeza tantas cosas, que no disfruto de mí lista de reproducción enorme. Quizá deba de escucharla más en estos momentos, pues la música me toca las fibras del alma… Abro mí reproductor y elijo “contraley”, al paso de los tracks, el frio traspasa mis zapatos y congela mis pies, después de algunas horas aquí sentada frente a  la pc, mientras el  tic-tac del segundero marca más de la una, considero que ya es hora de irse a la cama.


La casa de mis padres es un congelador en estos últimos meses del año y los primeros del año siguiente, o para ser más específica, en lo que dura el invierno, esa frase me suena, mmmm ¿En qué canción… de quién… ? Yo tengo que andar con suéter desde que empieza a atardecer, sin exagerar,  hay días que desde las dos de la tarde, ya ando con suéter encima.

Después de apagar la pc, la tv, la estufa, revisar que las puertas de la casa estén cerradas con llave, apagar las luces, a veces, antes o después de todo aquel ritual, me lavo los dientes, me la lavo la cara, si tomé agua  voy al baño, si tengo hambre me preparo algo ligero, o si es día del señor de los elotes, me compro uno, y alguna otra cosa que se hace antes de irse a la cama, hablar por teléfono por ejemplo, o salir a la calle echarle un vistazo al cielo y ver si no hay objetos voladores  no identificados merodeando por el estrellado cielo, ¡Esto es cierto, yo lo vi! Tengo evidencias y a dos testigos: un video y a mis padres.

Segura de que deje todo bien cerrado  y a oscuras, me subo a mí cuarto y me dispongo a irme a la cama. En lugar de quitarme la ropa, me la pongo, pues después de deshacerme de  mí pantalón de mezclilla, la blusa, el suéter, el abrigo, los zapatos, los lentes, los aretes, me pongo encima  mis calcetas, pants de esos calientitos de algodón, playera y una sudadera.  Y es así que me meto a la cama, misma que tiene cuatro cobijas, la colcha y una cobija aparte que pongo  a la altura de  mis pies, mis pies es la última parte de mí que se calienta…(en el buen sentido ¡eh!), pues en noches como ésta bien friolentas, mis pies amanecen igual de frios como  los tenía antes de acostarme y aunque tenga calcetas y todas las cobijas de mi casa encima.
Hay un ligero inconveniente a eso de dormir calientita, con tanta ropa encima y todas esas cobijas, no puedo ni moverme, así como me acuesto, amanezco, toda envuelta como un tamal, pero el frio sí que no entra en mí cama, excepto por mis pies que no se me calientan.

Pero en los meses calurosos…
La casa de mis padres es de la más fresca y antojable que conozco, y cuando me voy a  la cama me despojo de toda mi ropa, sí, de toda, a veces dejo mi ropa interior, sólo a veces,  y me tapo con una  cobija ligera  que casi siempre termina en el suelo…
Me gusta dejar la ventana abierta para dejar paso al aire fresco…

Me gusta sentir ese ligero aire que entra por mí ventana y toca mi desnudez. 

sábado, 26 de noviembre de 2011

El mismo Lugar, Dos Formas de Sentirlo


Vuelvo al DF después de casi un año desde la última vez,  el motivo: La presentación del nuevo material discográfico de José Cruz, titulado “Una Razón Para Vivir”.

22 de Noviembre, tomo el autobús algo retrasada  a las diez para las cuatro de la tarde, el concierto empezaría a las siete, mi Amigo “El Gabrielo” me recalcó: Llega temprano, los boletos no están numerados.

Y ahí estaba yo, en el asiento número nueve del autobús, una vez más.

Los rayos de sol descansando en mi cara,  mi acompañante de viaje tratando de hacerme platica, ¡Que bonita bolsa!, ¿Tú las haces?, y yo pensando este “cuate” ya quiere ligar, pero no, más bien era que después me pregunto en tono algo desesperado, ¿Señorita que no tiene calor?”, y yo muy quitada de la pena le dije, No, después de un silencio algo incómodo entendí la indirecta, ¿Quiere que corra la cortina?, le pregunte, a lo que respondió ahora en tono de agradecimiento, ¡Siiiii  señorita, si es muuuy amaaaableeeee!. Ahí termino mi idea del rato agradable que pensaba pasar con mi vecino, después de correr la cortina, mi acalorado acompañante de asiento se durmió hasta la entrada al DF, mientras tanto  yo, hacia  el imposible intento de encogerme, para que el bello durmiente no dejara caer toda su humanidad sobre mí.

Durante el camino recibí mensajitos a mi celular de un Buen Amigo de Guadalajara, deseándome un Feliz Viaje y  pidiendo que no echará de menos ningún detalle de mí tan esperado viaje al DeFe y de mi Amigo Gabriel, regañándome por salir tarde.

El camino fue como siempre, de casi dos horas, el vecinito somnoliento se bajo en la parada de Cárcel, ¡uuufff!

Ya faltaba poco para llegar a la Terminal, tarde pero seguro, como se dice por ahí.

No se pueden imaginar los pensamientos y sentimientos, que se revolotean en mi cabeza loca, al ver el DF desde una parte de la carretera, que  por la altura,  deja ver una  infinidad de lucecitas, la inmensa ciudad bajo un cielo al atardecer, ya no me dio tiempo de tomar una foto. 

Y ahí estaba yo, bajando del autobús, ¡Por fin! En el DF, camine por el mismo pasillo,  emocionada, ansiosa… pensando en cómo dos horas, hacen la diferencia… en fin.

Casi las seis de la tarde, no tenía ni idea hasta donde era el concierto, Gabriel me dijo que era casi a la entrada a  Cuernavaca, y yo le creo, subimos a su coche, pero antes de, hice una parada necesaria y urgente a los baños de la terminal.

En el  camino hacia el concierto, le trate de explicar a Gabriel  y  de convencerle también  de que no me odiará por llegar tarde, ¡Si llegamos!,  si no hubiera tráfico seguro que sí, me decía él.
Mientras tanto, durante el atareado recorrido platicábamos de cosas que uno platica cuando vuelves a ver a tus amigos después de tanto, y entre la desesperación por querer llegar ¡Ya!, y el lento transitar de los vehículos, incluyéndonos,  afuera de nosotros, la ciudad pasaba ante mis ojos, marañas de puentes a desnivel, como si la ciudad jugara a resolver un laberinto, y en el intento a encontrar la salida se enredarán los caminos trazados posibles, desde donde estaba no le veía salida alguna, el viento revolviendo mi cabello, el tráfico, los “peceros” llenos, alzaba la mirada y veía a pasajeros leyendo el periódico, escuchando música, sus caras cansadas… la vida cotidiana, yo veía una buena toma de fotografía en todo lo que la ciudad encierra, en cada enorme edificio, en las luces de los autos, en carteles y anuncios, en cada rostro, hasta en la desesperación y maldiciones de mi Amigo, quizá porque yo iba de vacaciones, o  porque todo ese movimiento, todo ese ruido, todas esas luces, el tráfico, el metro, los interminables puentes a desnivel, me parecen de lo más fascinante…

Y ahí estábamos, después de buscar un lugar de estacionamiento, entramos a la Sala Ollin Yoliztli.
La sala ya estaba a más de las terceras partes de su totalidad llena, obviamente Gabriel  me odio más, encontramos lugar muy lejos del escenario, aunque si se veía bien, y también porque ya estaba tocando Monocordio, grupo que le gusta a “El Gabrielo”.

Alcanzamos a escuchar tres canciones de Monocordio, Fernando Rivera Calderón, cantó Escalera, que no la conocía, Amar es combatir que dice algo así, “Si dos se besan cambia el mundo..” esta canción es un fragmento de Piedra de Sol de Octavio Paz,  y la última, Siempre te busqué “El tiempo pasó todo transformó y sin saber por qué siempre te busqué…”

Terminó la participación de Monocordio, creí que tocarían más invitados, pero no fue así, después de escuchar “tercera llamada …” presentaron a José Cruz y su Real de Catorce, y entonces el esperado momento por todos,  José  sale al escenario, imagen que cala en lo más profundo, José en silla de ruedas, dándonos una “Lección de Vida”, una “Razón para Vivir”, no puedes evitar sentirte de lo más pequeño, todos de pie en la sala recibiendo al Poeta, José agradece emocionado y presenta a sus músicos, ellos no pasan de los veintitantos, muy jóvenes y excelentes en lo que hacen.

Cruz empezó su concierto con una canción de su nuevo disco, no recuerdo el nombre, pero todos atentos, expectantes, tampoco  recuerdo el orden de las canciones, ni cuántas, ¡Que importa! La Sala se pintó de Azul, del color de las olas del mar, de las imágenes que cada uno de los presentes evocaba al escuchar aquella canción que nos trasportaba al amor, a los cuartos de hotel, a las ciudades en otra vida, al mágico ayer, al polvo de los días, a las horas nuevas, José con su voz nos lleva de “viaje”, nos pone en “trance”, basta cerrar los ojos, escucharle y dejarte caer, dejarte ir.

Cómo te explicas que una frase tan corta como “Necesito Amor, ámame” te prenda tanto, o la de “Dame de esa ración que me ayude a vivir”, o que tal esta, “Me desprenderé tu nombre sin llorar” ó "Esta noche sudaré contigo"y tantas y tantas más.
¿Cómo explicas la belleza?
¿Cómo describir lo que es  la poesía, lo que te hace sentir? 



Disfrutamos de canciones emblemáticas  del Real y del nuevo material de José, canciones como, la Medicina, Beso de Ginebra,  El Lobo, Malo, Contraley, Me Miraba a los Ojos, Azul, El Quinqué, y las nuevas de las cuáles recuerdo sólo parte de la letra, “…Para ver si tu amor es de a deberás…”,  “ Y de música de fondo un blues”, así como también participaciones de sus invitados.


En lo particular me gustó mucho la participación de Fernando Rivera Calderón cantando El Lobo, muy aparte de que es bastante atractivo, se le veía disfrutar del momento, de la música, veía a Cruz y su rostro sonreía... También de la voz de Marí José cantando la Medicina y  un par de canciones del nuevo disco.


No faltaron los ¡Te amo José!, ¡José, el Real eres tú!, la chica sensual que bailo a ritmo de Azul, los que cantamos junto con José, el chico que iba solo, los destellos de las cámaras, los  cuerpos, los pies, las manos moviéndose a ritmo de blues  y la clásica ¡Otra, otra!, José Cruz terminó su presentación con la canción que le da el nombre a su disco, “Una Razón para Vivir”.

La Sala fue quedando vacía, pero  nosotros  nos llenamos de  blues...
de luz.

¡Gracias José Cruz!
¡Gracias Poeta!

Así terminó el concierto.


Ya no adquirí el disco porque no saldrá a la venta hasta finales de diciembre o principios de enero.

Espero poder ir a algunos de los tantos conciertos que seguro dará José en los próximos muchos muchos meses.

Me quede un par de días en el DF, pero eso...


ya es otra historia…


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José Cruz y Real de Catorce 22/11/11

Qué más podría ofrecer José Cruz después del disco Lección de vida? 
¿Una razón para vivir?

No soy un ferviente seguidor de José Cruz sin embargo conozco parte de su trabajo y lo respeto por tanto que él ha dado a la música a la poesía a la vida y a mi claro.

La señorita Adriana Zavaleta muy amablemente me invito a llevarla al concierto de José Cruz en la Sala Ollin el día 22 de Nov. del 2011 eso hace como hace un mes poquito más creo, y yo me hice líos para comprar los boletos hasta justo un día antes pero bueno ya estaba todo listo, (hasta me bañe) y cuando uno le dice “llega temprano” es porque sabe del desmadre que es Desmadropolis y sus tráficos pero eso a Adriana como que no le pareció tan cierto y llego tarde – Adriana si lees esto si TE ODIO – y es que además de todas mis virtudes a flor de piel también se me da eso de la desesperancia y un conductor con prisa es terrible.

Bien para qué abrumar con los detalles funestos de la llegada a la sala? Las distancias coches tiempos, ruta, semáforos, perros, policías y hasta un yo, que no lleve dinero porque ALGUIEN –“Adriana no llego temprano” y no pude tener tiempo para pasar al banco, un sitio para estacionarse???  Nah! la calle es buena ahhh y por cierto olvide el celular en el carro y creo que todos deberían olvidar los celulares en los carros cuando van a un concierto en fin.

Acto numero uno – no hay disco nuevo a la venta cómo lo habían anunciado, pero hay Preventa con entrega el próximo año… y no compramos nada yo no llevaba dinero y no aceptaron mi supermegapoderosa tarjeta.

Acto numero dos – pase usted a la sala y vea el lleno a mas de 3/4 Excelente nos toca hasta atrás, porque “Adriana no llego temprano” y como no están numerados los asientos pues toca hasta atrás. (ya estaba en el escenario MONOCORDIO).

Comparto lo chido que es vivir rodeado de grandes Personalidades en la música, varias gentes que vale mucho la pena seguir (algo así dijo Fernando Rivera Calderón) porque tener la dicha de escuchar a gentes como José Cruz, Jaime López, Rockdrigo González, Rita Guerrero entre muchos es más que una lección de vida, es “una razón para vivir” y empieza con la canción de Escalera que no sé si fue la primera pero es la que llegue a escuchar

“Estoy sentado aquí, cumpliendo mi papel, nadie sospecha que en cualquier momento puedo huir, basta bajar la escalera hasta el fondo de mi “

Fueron tres canciones más de monocordio una que no recuerdo el nombre, canto Amar es combatir y la ultima Siempre te busque - queridos lectores no pienso escribirles parte de las letras de estas canciones porque creo que es preferible las escuchen para saber de lo que se trata-  Monocordio se despidió entre aplausos y la premura de que aunque es muy chido oírlo la neta íbamos mas por José Cruz. 

Primera llamada (no al cel sino al escenario) segunda llamada y tercera llamada.

Apareció una chica a darnos algunos detalles del concierto así como disculpas por la ausencia del nuevo disco y la promesa de entregarlo Autografiado a quienes aprovecharan la preventa.

Bajan las luces y se ve la entrada de José Cruz en silla de ruedas (este solo acto puede y me da una cachetada en el orgullo, en la soberbia y en todos los pretextos estúpidos a los que uno se aferra para no echarle ganas a la vida)  lo recibimos con un aplauso de verdad y claro había que ponerse de pie ante él como símbolo de respeto admiración y gratitud por su existencia.

Con la emoción de alguien que se sabe tan querido José Cruz nos agradeció la presencia , su voz aunque lastimada por la enfermedad (esclerosis Múltiple) era clara y se le veía feliz, nos explico que había ganado el nombre de Real de Catorce y entonces presento a sus músicos como Real de Catorce y no nos Hikuris como eran conocidos, además menciono que haría una gira o peregrinación hasta Real de Catorce para manifestarse en un colectivo en contra de la explotación minera por parte de empresas canadienses en tierras de Huicholes y claro eso lo aplaudimos todos y hay que unirse. 

Empezó con una canción que me imagino es del nuevo disco y de la que no recuerdo el nombre, pero fue impresionante ver y escuchar el silencio y la atención que le pusimos a la canción, tengo la memoria atrofiada y no lleve una libreta para anotar el orden de las canciones y las apariciones de los invitados pero hay detalles que siempre se quedan grabados.

Fernando Rivera Calderón lo acompaño a cantar LOBO y disfrutamos la canción.

María José, hija de José Cruz bellísima aunque no me gusto el color de las zapatillas como que no quedaban Rojas y vestido Café y por respeto a Adriana y a José Cruz no le grite Suegrooo

También lo acompaño el tipo de las Flautitas Horacio Franco, en lo personal no me gusto mucho su participación el sonido no me convenció, El Flamenquito también participo y algunos más que no recuerdo sus nombres, maría José participo con un grupo invitado y ella de vocalista bien.

Hubo canciones de siempre y nuevas, el Quinqué, Beso de Ginebra y bueno tantas… hubo muestras infinitas de cariño y hasta en momentos me parecieron como los paleros que usan en algunos eventos para amenizar cosa que no es necesario con José Cruz y por lo cual dudo que eso fueran pero lo pienso.

De una de las canciones nuevas recuerdo esta frase “HAY CANCIONES ESTUPIDAS PERO QUE VENDEN MUCHO” inevitable pensar en tantos artistitas que no ofrecen nada más que estrategia de mercado.

A ver si no la riego… la medicina  en voz de María José bellísima canción y en su voz wow divina – quiero probar la fantasía que me ayude a vivir porque me muero día a día y no me quiero morir dame de esa ración ven y acuéstate aquí – en esta parte en especial maría José mira a su Padre y la mirada tiene dos interpretación de las cuales yo me quedo con la primera
Mirada 1 – admiración y respeto por las ganas de vivir de José Cruz
Mirada2  -  Este no se Apura 

Otro momento que me llamo la atención además de un par de tortolitos que casa que se desocupaban dos asientos más cerca al escenario avanzaban, fue en el momento de tocar AZUL, a unas filas delante se levanto una chica delgada y empezó a bailar esa canción de una manera muy sensual y era una delicia verla desinhibida metida en lo suyo en su placer en su orgasmo. 

Creo que lo mejor sería que se hicieran presentes el día 10 de Diciembre en el nuevo concierto de José Cruz y que ustedes de viva voz vivan una experiencia tan maravillosa que es ver a una persona que nos entrega UNA RAZÖN PARA VIVIR además estará Leticia Servin, cerro el concierto con la canción que da título al nuevo disco “una razón para vivir” canción que sea dicho es un homenaje a Rita Guerrero.

Ojala muchos más dejaran de oír a cantantes estúpidos que solo venden y cambiaran sus horizontes por gente valiosa y que en verdad aporta su creatividad y deseos de luchar de vivir, en el pasillo nos encontramos con Fernando rivera y lo saludamos Gran tipo también.

Hoy estoy tomándome un tequila y me tirare en el tapete de mi casa con mis audífonos a escuchar unas muy buenas rolitas de José Cruz.

BYTE
El Gabrielo

PD. Aún odio a Adriana Zavaleta.   





miércoles, 23 de noviembre de 2011

Una Razón Para Vivir


A veces nos olvidamos de cosas tan sencillas....pero no por ello
menos importantes y esenciales...
el sonreír,
el respirar,
soñar,cantar, bailar....

José Cruz nos da una Lección de Vida más,  en la presentación de su nuevo disco:
"Una Razón Para Vivir"




Concierto  22 de Noviermbre 2011
Centro Cultural Ollin Yoliztli
DF


domingo, 30 de octubre de 2011

Aquel Hombre Solitario


Lo vi. 
Era inevitable que las miradas se clavaran en él, quizá exagero un poco al hablar en plural, corrijo, yo lo veía absorta, me encontraba a una distancia corta de aquél, del que hasta ahora  su imagen no se  desvanece, a pesar de sólo haberlo visto aquella noche.

Estaba a escasos pocos  metros de él, no, me encontraba mucho más cerca, a escasos pasos de él, era inevitable que atrajera mi atención:

Su cuerpo envuelto entre luces que atraviesan la oscuridad, entre notas de blues  que perforan el  corazón, entre parejas, mujeres y hombres solitarios, entre amantes, amigos y extraños y encima de todo aquello, la exquisita voz de José, que no sólo se percibe por el oído, su voz se siente por toda la piel, el órgano más grande de nuestro cuerpo , su voz estremece las entrañas; “música de entre pierna”, leí hace poco,  y esa frase resume perfecto y en pocas y bien acertadas palabras lo que es el blues de José Cruz, su voz y música son un amante:  nos besa, acaricia, embriaga, nos prende, nos vuelve locos, nos llena de placer,  también nos entristece. Su blues penetra todos nuestros  sentidos como el  amante que nos hace el amor hasta llenarnos de un placer tan exquisito, tan sublime, hasta provocar algunas lágrimas del deseo que nos inunda, que nos invade todo el ser.

Y ahí estaba él, un hombre solitario, a unos pasos de mí.

Durante el concierto volteaba a observarlo, preguntándome por qué es que  iba solo, fueron múltiples mis respuestas, sin importancia ahora.

Su cuerpo se balanceaba a compás del blues, él en medio de todos y de todo, mantenía los ojos cerrados con las manos en las bolsas de su  pantalón de mezclilla, chamarra negra, lentes y   solo…

Cada vez que lo miraba, era el mismo, moviéndose con los ojos cerrados, siguiendo la voz de Cruz, moviéndose lento o despacio según la música que nos cobijaba en ese emblemático lugar, siempre así, siempre así, durante toda la noche.

Fue que lo vi solo, fue la imagen de su cuerpo, fueron sus ojos cerrados, fue la sensibilidad  y sensualidad que vi en él, el movimiento de su ser, fue todo eso, que él despertó en mí un cierto deseo. 
Por un instante quise  acercarme a él, preguntarle su nombre y  … 
esperar el amanecer  en dónde tuviera que esperarse después de una noche así.

Mientras yo observaba aquella imagen, a  mi lado estaba el chico que acababa de conocer hace unas horas, en la fila para entrar a la tocada, con él  seguro  seguiríamos con las sesiones de blues, él  seguro me extasiaría de placer, él seguro que  es un buen amante, en su mirada podía ver que se desbordaba el deseo  y en su voz cantándome al oído “Mujer sucia”.
Seguro acabaríamos en dónde se tiene que acabar en una noche así.

Desistí  de la idea de ir con aquél hombre solitario. 

martes, 25 de octubre de 2011

Me Miraba A Los Ojos

Horas vivas vuelan lejos 
rubricas perrunas, jadeos contestados
la visita del adúltero termina ahora
huellas de esperma seco en tus muslos
¿Qué escondes debajo de la falda?  ¿Un monte divino?  ¿A Jesús repartiendo pan y pescado? 
Tú pecas y arrebolas la lujuria
vienes una tarde después de misa ingrata mía
reloj eres de las horas vivas. 

Necesito amor: 

 Ámame.


Nos amamos penosamente como dos niños que se descubren de repente, 
arrugas en el cuello...
su voz estirada y plana, se fue escapando secretamente de la ventana...
rumbo, rumbo al misterio....

Real de Catorce
José Cruz



sábado, 5 de febrero de 2011

SuCuerpoEnElEspejo

Se quedo tendida sobre la cama  esperando a que subiera con la cena, acaban de hacer el amor.
No sabe qué pensar, no sabe qué decir después.
Observa la habitación:

Ve el reflejo de su cuerpo  en aquel  espejo colgado estratégicamente  en la pared del 204, espejo de forma  más larga que ancha le da  vida  a  un rectángulo vertical de superficie lisa y brillante que refleja una pequeña parte de su pálido cuerpo desnudo.

Se observa en el espejo, cierra un poco  los ojos para tratar de enfocar la imagen, sus eternos lentes azules permanecen inmóviles sobre la mesita, lejos de su cuerpo tendido y en reposo,  no  hace el intento de alcanzarlos,  prefiere ver la imagen  un tanto no tan definida de su pálido cuerpo, lo que ve  es hermoso: 
Una línea delgada y suave que empieza a la mitad  de sus muslos y va ascendiendo hasta perfilar el borde de su cadera no tan prominente, la línea no recta continua de forma descendente hasta delinear  su cintura, y entonces  la línea se tiende un poco como en  una u prolongada hacia abajo y en el punto exacto al final de su delicada cintura la línea no lineal vuelve a ascender  a la altura del nacimiento de sus senos. La pálida imagen que le devuelve el espejo es bellísima, lo que ve es hermoso, lamenta no traer consigo su cámara.

Se observa detenidamente, le diré que me tome una foto así. La petición se le olvidará casi al instante,  la distrae la cama revuelta y húmeda en la que esta recostada viéndose desnuda en aquel espejo,  recuerda la cama de su casa en  las mismas condiciones, esa cama  que los cobijo por quinientas noches, aunque sólo se vieron  poco más o poco menos de diecinueve días, como bien canta Sabina. 
Los recuerdos, los recuerdos, llenan el cuarto de un aroma lejano, una fragancia triste, quizá el aroma de los amantes  que no pueden ser, de los amantes sin un ayer, ni futuro, ni ninguna otra cosa.
Le cuesta respirar,  sus pulmones se llenan de olvido, de lejanía, a pesar de que él acaba de salir por la cena, a pesar de que su hombre acaba de salir de ella, de entre sus  muslos, (¿Su hombre?).

Sigue tendida sobre la cama y dentro de ella cuestionamientos  que no se atreve a exteriorizar, la felicidad tiene que ser algo más que este placer y esta paz que nos damos, no puede ser que estemos aquí  y no podamos ser. Yo igual le pienso casi siempre, y trato de saber de él lo menos, lo menos que pueda, casi llegar a nada, aún no puedo saberle sin que sienta  que me ahoga la tristeza, una tristeza  que aún no logro  hacer menos, sé lo que trataba de decirme cuando le pregunte por qué yo no, “Tenemos algunas cosas en común, pero muchas otras no … “.  Cierto, yo no soy tantas cosas. Jamás debí volver después de aquella noche…   Pero volví y …

El teléfono suena, Quieres bajar a cenar, hay una fondita aquí cerca. Si, ya bajo.

La imagen de su cuerpo dejo de reflejarse en el espejo, se levanto de la cama revuelta y aún húmeda ...

En lo que se han convertido ellos,  amantes esperando la ocasión, el momento, quizá más ella. Su deseo se reduce a  cuatro paredes de cualquier hotel, se reduce y se apresura, quieren en horas, reproducir sin lograrlo las noches eternas, quieren vaciarse, darse, volcar sobre ellos cada orgasmo ausente,  revivir las caricias dulces y frenéticas, las caricias que se extrañan cuando no se tienen cerca, cuando pasan y pasan los días y cada día,  el día  se va alejando más y más, y en cuanto más se aleja más se extrañan los cuerpos, más se desean …

Y es extraño, cuando el día llega, es más la nostalgia que se siente,  porque se sabe que el  siguiente día que se encuentren estará cada vez más lejos que el anterior, y ese anterior más lejos que el primer anterior, y a su vez más lejos que el segundo anterior  que  a su vez estará cada vez más lejano del tercer anterior, que  a su vez  seguirá estando más y más y más lejano que el… …  

Hasta que el día,  el día esperado no llegue jamás. 

Escucha a Real de Catorce
Al rojo de la tarde -Del disco "Al rojo"

sábado, 8 de enero de 2011

Su voz, un relámpago
un trueno, un rayo sobre mí, 
me partió en dos, me despertó.


Inmersa, sumergida en el laberíntico mar de recuerdos que se avivan, que se expanden a cada instante de tiempo que se desliza lento, armonioso, casi imperceptible en el interior de estas extrañas paredes del último cuarto de hotel: cuarto al final del edificio, inicio del azul claro/negruzco de la mañana/noche. Camino  (floto),  sobre  esta atmósfera laberíntica que he recreado desde aquí:

Desnuda bajo  sábanas insoportablemente y tristemente frías, sin lograr conciliar el sueño, siento helarme, el aire invernal de la madrugada  se cuela ondulante  en este cuarto de azotea, atraviesa malvado, agresivo, las delgadas sábanas que me cubren (que no me cubren), y sin piedad cincela mi piel, traspasa los tejidos, penetra hasta mis huesos… duele.
Observo la tenue luz nocturna (o no luz) que 
 logro percibir  por las gruesas y oscuras cortinas de la ventana, el cuerpo dormido junto (lejos) de mí, esta igual o más frio que el aire que congela mi piel, su cuerpo somnoliento, esta distante, duerme (¿duerme?), no me mira, no me siente, no me toca, puedo asegurar  desde este lado lejanísimo  de la cama que esta muerto de frio o de sueño (¿sueño?)…da lo mismo. Cierro los ojos,  no quiero ver la triste puesta en escena,  no quiero verme, no quiero observar/me esperando el calor de un cuerpo que desde que entramos al cuarto, esta gélido, glacial, f r i o...  aprieto fuertemente mis párpados, encojo mi cuerpo, y el mar de recuerdos me empieza a absorber,  voy descendiendo hacía no sé donde (si sé donde) , no es aquí, me siento vacía, sola,  no logro entender cómo es que estoy tan llena de ausencia, de pronto ese vació se hizo presente…duele, y empiezo a recrear  dentro de este cuarto de azotea aquellos días lejanos,  camino (floto) sobre ellos y los observo como una simple espectadora, un grito ahogado de lamento  llena todo mi cuerpo, lamento el ya no tenerte, el que ya no me tengas y al instante mismo,  quiero salir de este cuarto desolado, bajar  escaleras e ir  a tu encuentro, ¡Dios! estas tan cerca, a una distancia de un mensaje de texto, de la tecla de llamar, pienso.

Dentro de estás terriblemente sábanas frias, descartó  la idea de abandonar el cuerpo dormido/distante/frio y  bajar corriendo por las escaleras mientras marco el número de celular diciéndote estoy aquí y pidiéndote a gritos  ¡ven por mí!, porque sé, que no obtendría respuesta aún si gritará tu nombre tan cerquita tuyo.

Abro los ojos,  y lo observo, sí, esta dormido. Quizá si intento amar  a este hombre, la ausencia que mi cuerpo ha recordado, esta noche desaparezca,  pienso.

Lentamente lo acaricio  (casi  olvidaba esa sensación), esta  en una parte tan lejana de la cama (de mí), que  no logro tocarlo con toda mi mano, mi mano (la punta de mis dedos) toca sutil entre sus muslos, empiezo a sentir pliegues, dureza (poca), comienzo a extender y distender suavemente y mientras  logro estimular la rigidez de su miembro viril, cierro  los ojos, no siento excitación, mi mano no reconoce lo que  acaricia,  son otros pliegues, otra dureza, textura… otro hombre.
Advierto que el cuerpo glaciezco se mueve, al fin toca mis pechos, los acaricia, pero sigo sin sentir, no reconozco las caricias, no las siento,  pero dejo que lo haga, sin más caricias que las de sus manos en mis senos,  me acerco a él, él acostado, tumbado, sin más movimiento que el que le da el vaivén de mi cuerpo encima del suyo, no se percato de la destreza de mis dedos tratando desesperadamente  de despertar en mí  un mínimo de deseo, cierro los ojos,  e inmediatamente se vuelcan en mí  las interminables noches de hace tiempo, las exquisitas noches agotadoras que ahora  junto a  este cuerpo me doy cuenta que ya se encuentran lejanísimas e impensablemente repetibles.
Quiero excitarme, sentir, quiero sentirme libre, volver a sentirme   liviana, volver a sentirme  
tan                    d     e     s     p    r     e     n     d    i     d     a   …        
Ser         a    g    u    a     .....

No lo logro,  veo a este hombre bajo mio,  y sólo me ahogo a  gritos  llamándote.

Desisto del intento/fallido de ahuyentar la ausencia, de quitarme de encima la soledad, sólo logro extrañar, extraño de una manera  que no entiendo, extraño al hombre que me hace sentir libre, con el que me siento libre, con el que hago el amor. No me es soportable e  intento dormir un poco.  ¡Dios! será qué así será, pienso.

Durante el resto de la madrugada duermo casi nada, empiezo a percibir la luz del día que se cuela por las gruesas cortinas de la ventana, y traspasa mis párpados, pero aún así, con la luz ya en el interior,  mantengo los ojos cerrados abriéndome paso  en la atmósfera de  laberínticos recuerdos, puedo olerlos, sentirlos… casi tocarlos.

Él se despierta, no me toca, no me acaricia, no se acerca… un beso,  menos.  
No me muevo, quiero que piense que estoy dormida.

Escucho lejana, el agua que cae de la regadera, sigo inmersa en los recuerdos, deseo quedarme así, así el vació es menos doloroso, me equivoco, es más doloroso, sin embargo,  no tengo en lo absoluto las ganas de  abrir los ojos y observarme dentro del cuarto extraño con este hombre fríamente ausente.

Por qué no te metiste a bañar, su voz, un relámpago, un trueno, un rayo sobre mí, me partió en dos, su voz desdibujo, deshizo el interminable desfile de recuerdos que pasaban frente a  mí, su voz en un tono de ternura fingida me hizo volver al cuarto de azotea.
No quise verlo,  verlo a los ojos.


Bajo las sábanas que dejan pasar el frio invernal,  sólo me encogí de hombros. 
Fue mi respuesta.



Escucha  a Real de Catorce
del   Disco 9:
Adios, Partí - mp3-

sábado, 2 de octubre de 2010

DéjameEscogerUnLibro

No me digas esas cosas. 
No me digas esas cosas al oído,  aquí, en medio de los pasillos de la librería, déjame escoger un libro,  ahí están los de Bukowski,   y ahí los de José Agustín,  deja de seguirme  y no me digas más esas cosas al oído, no imaginas lo que siento, cada palabra que entra por mis oídos se desliza vertiginosamente hacía mi sexo,  electrificando mi cuerpo, es como llegar en un parpadeo a  tu cama,  basta una sola de tus palabras para que se vuelquen dentro mío los días de ti, los días contigo... aquellos días... Una sola de tus palabras en mi oído y el sexo se vuelve humedad. No me digas esas cosa al oído, si sigues, juro por Dios que  tendré un magnifico, delirante y exquisito orgasmo aquí frente  a José Agustín, mejor salgamos de prisa, anda llévame a una calle solitaria  o al parque de enfrente,  cada vez que me dices aquellas cosas , muero por tenerte entre las piernas,  anda apúrale, vamos a cualquier rincón ausente de gente, porque  tu casa esta hasta nunca, y el hotel a dos horas, vamos, mira ahí, como cuando estuvimos en el desierto en  medio de árboles, a la vista de cualquiera que pasará o cualquiera  que quisiera ver a dos amantes en la máxima expresión del amor, del deseo, de las ansias, de la lujuria, de cómo es que se aprovecha cada minuto, porque la ausencia será larga o quizá infinita.

Sí…. Sigue  hablándome  al oído



Escucha a Real de Catorce del Disco: Azul 

sábado, 25 de septiembre de 2010

TardeLluviosa

Pequeñas gotas golpean los vidrios del gastado, cansado y  bendito microbús que lleva a éstos pasajeros y a otros y a mí, a lugares que puedo imaginar  y los que no imagino siquiera,  sentada a la mitad  del micro que espero, a veces con una enorme ansiedad, esa ansiedad o desesperación  o deseos de que aquel transporte te lleve de un salto a tu destino,  ya sea al  descanso que da un sillón rojo o verde o amarillo,  al calor de unos brazos,  al fuego del beso del amante o al tierno beso del hijo, al acogimiento de un hogar,  a la intimidad de la cama marital o  a la soledad de una cama para uno, por qué no, también hay días que queremos llegar a la soledad, para qué, eso, eso lo sabrán,  cada una de las personas que van dentro de este micro y por qué no, también las personas de todos los microbuses de la ciudad, y por qué no decir del mundo, si así se les cataloga a éste tipo de vehículos en el mundo.

Y habrá varios más destinos a los que se dirijan estas personas, algunos días querrán llegar rápido, aprisa, de pronto, en un parpadeo, en un respiro,  otros ni llegar quisieran, van con la desgana de no llegar, las no ganas de llegar a la rutina, a lo de siempre a lo de todos los días, a ese sillón rojo, verde, amarillo, talvez escribo de más, de lo que no me corresponde, no puedo generalizar, pensar lo que piensa cada una de estas personas,  personas que como yo, esperamos en movimiento, esperamos mientras pasan los minutos, esperamos mientras pasa el tiempo, esperamos llegar, llegar, a dónde,  no se sabrá… no sabré, imagino, voy imaginando, voy concluyendo, voy dialogando con esa otra yo, mientras observo  desde mi asiento como se dibujan en las ventanas del  microbús las gotas  de   lluvia de esta tarde lluviosa.

Mira,  ahí va la madre con su pequeño corriendo para atajarse de la lluvia, lluvia que no importa a esos dos muchachos,  calculo como de veinte, caminando como si el día fuera soleado tomados de la mano, el perro callejero que  pasa la carretera como si supiera cuando el semáforo esta en rojo, lo observo con ternura que poco a poco se va convirtiendo en un dejo de tristeza, pobre perro,  conozco a personas que llevan a sus casas a perros vagabundos, un día, Alguien y yo íbamos caminando igual como los dos muchachos que caminan como si el día fuera soleado, pero con la diferencia de que ese día si era soleado,  y estaba ahí un perrito asustado a lo orilla de la carretera, dijo Alguien ya tengo muchos perros, pero no lo podemos dejar aquí, me lo llevo a mi casa. Si yo bajara del microbús y me llevará a todos los perros asustados a mi casa… si yo bajará...

Si  yo....  muchas cosas...

El mismo recorrido, los mismos lugares, el bache el de siempre, las personas diferentes,  los sentimientos  distintos cada instante.

Y  las ideas que pasan por mi mente, son  líneas que se cruzan, pasan unas por debajo de las otras, se enredan, se hacen nudo, se enredan hasta hacerse  una maraña, las voy desenredando o enredándolas más ya sea el caso, y las voy escribiendo al aire, cuidando que no se caigan y lleguen salvas hasta aquí, aveces lo logro, pero la mayoría de aquellas ideas se quedan suspendidas, atrapadas en el interior de éste y de otros cientos de micros, o se las llevan consigo cada personaje cada escena que observo a lo largo del trayecto.

Me levanto de mi asiento, anticipo la parada, la parada, mi destino de hoy.

Sigue lloviendo y camino como si el día fuera soleado, pero con la diferencia de que camino solo yo.
La lluvia mojando mi cara y mi pelo  y mi ropa, y tengo y siento tristeza, no sé por qué, si es por estar sola en un día lluvioso y caminar como si no lo fuera, o por lo que observo cada día en las calles, o por la ausencia que es también como una muerte.

Toco la puerta, entro…

Dejo  por el momento a mi otra yo.



Escucha a Real de Catorce del disco Tiempos Oscuros: