domingo, 18 de marzo de 2012

Por qué yo


Te preguntaría, 
¿Por qué yo? 
Anda alimenta mi ego, y dime que porque te gusto, que porque me deseas, que porque te gustan mis ojos cuando te ven y mis labios cuando te besan y porque te gusta perderte entre el oleaje de mi sexo, la tormenta, la lluvia, el vaivén de mis caderas, que  porque no conoces todo de mí  y quieres hacerlo...

jueves, 1 de marzo de 2012

¿Qué día es hoy?


-¡Hola! ¿Vienes por mí?
-Sí. ¿Dónde andas?
-Estoy en... estoy en...  mmmm …
Ya sabes como soy de despistada, desubicada y además  olvidadiza para eso de las calles, direcciones y todo lo que se le parezca...  ¿Recuerdas la primera vez que pase un par de días de vacaciones en tu casa, y el primer día de ellos me fui de paseo con Paco casi todo el día, y también te llame para que pasarás por mí cuando terminarás de trabajar?  ¿Recuerdas…?  pues ahí, en ese lugar ando.

-Llego en quince minutos, yo ando por Polanco.
-Ok te espero

Lo espero parada en la esquina de aquella calle, él siempre la salvaba de situaciones similares, más aún de situaciones en las que  ella se perdía entre las inmensidades del df.  Que por cierto le gustaba sobre manera perderse entre gente, calles, andenes, ruido... caos. 
Después de la tempestad, la calma, y al final siempre él.  

Y ahí estaba él, puntual, siempre puntual, y a ella le caracterizaba exactamente lo contrario, la impuntualidad.  Tarde a todas partes, llegando tarde a las citas, al adiós, al olvido…  al amor.
Los días que ellos se veían, ella quedaba a una hora,  -Llego como  a las doce,  le decía ella,  pero ya sabía que llegaría dos horas tarde, y a él que no le gusta esperar,  tenía que esperar para abrazarla, para verle, para olerle, para verse en su mirada.

Lo que él no sabía,  es que su tardanza era por preparar sus cosas, su ropa, sus cosas personales, cepillo de dientes, los pocos cosméticos que usa, apenas rímel y algo de luz en los parpados, pero antes de todo eso, un largo baño de vapor, por esa razón en particular, era que tardaba más de lo que ella no quería, pero  no podía irse un largo fin de semana sin ese baño de vapor, ¿raro no?
Pero las razones de llegar tarde a los demás lugares ni ella las sabía a ciencia cierta.

-Hola chica bella!
Siempre le decía ¡Hola chica bella!, desde el día que se conocieron, claro que ahora ese ¡Hola Chica Bella! tiene un sentido más profundo, tanto para ella escucharlo, como para él decirlo.

-Hola tipo extraño, le respondía mientras subía al auto.
Y entonces ahí estaba puntual, a los quince minutos después de terminar la llamada al celular.
- ¿Qué tal te fue?
En el camino a casa ella le contaba de  Mario y sus largos paseos al centro,  pasando de una librería a otra y  de puestos de libros en  los que compra  por mayoreo, claro más baratos y después venderlos, le conto de las visitas a las iglesias  de la calle... a la calle....  pues quien sabe, ya que ella no lo recuerda, pero  es la calle donde se  puede fotografiar a la torre Latinoamericana muy de cerca  y donde esta el Sanborns de los Azulejos... 
La escucha atento, viéndola de vez en vez, mientras maneja rumbo a casa.
Le gusta escucharla, saber de sus cosas, de su vida, de lo que le apasiona, de  sus miedos, de sus tristezas, de sus dudas,  mientras juega con sus manos,  mientras la besa… mientras  el deseo crece para después perderse entre sus cuerpos desnudos.  Pero eso lo descubriría horas más tarde y los varios días que  ella se quedaría en casa con él, después de esta visita.

-¿Y qué crees?, ya es tarde para regresar a mi casa ,  son casi tres horas de camino, y mira la hora, ¡Las siete de la noche!,  ya sé que dices que soy muy valiente, pero eso de irme desde la terminal a mi casa tan tarde si me da algo de miedito, me quedo un día más, aunque sé que mi Negrita estará  esperándome en el sillón cerca de la ventana, con sus ojitos  pendientes a mí regreso, y claro, los papas que se preocupan demasiado aunque les avise que estoy bien y aunque se les olvide que tengo treinta y cinco…..¡¡treinta y cinco!! , ¡¡uffff!!  !!No inventes ¡¡ ¡¡TREINTA Y CINCO!!,  ¿Me dejas quedarme?

Llegaron a casa, no sabría decir la razón por la cual ella  dice siempre  " a casa" en lugar de  decir: “su casa”, ya llegaste a casa, ¿estas en casa?, vámonos a casa… ¿raro no?  
Pidieron pizza, vieron pelis, salieron al parque al paseo nocturno del lindo schnauzer que tiene como acompañante de vida ...y después...

Lo que paso  aquella noche ni lo pensaron siquiera, quizá ella  no, pero él sí, seguramente estaba pensando en qué hacer para acercarse a ella.
Todo empezó jugando con sus manos, alguien dice por ahí que el juego de manos, es … mmm es … … mmmm creo que también esta narradora es olvidadiza.  Todo empezó cuando él se acerco y acaricio sus manos, jugaba con sus dedos, los acariciaba… mientras se acercaba para besarla,  ella le correspondió,  al instante mismo llegaron las caricias, ella le mostraba cómo y en qué lugar acariciar, con que intensidad y profundidad….
Ella volvió a sentir, en su cara se volvieron a dibujar  las expresiones de placer y gozo, de paz y deseo que se le habían borrado,  mientras él,  la besaba donde ella es a  g  u  a  …
Hicieron el amor, conocieron por fin sus besos, sintieron sus caricias, sus cuerpos se encontraban por primera vez. 

..el descubrió que le gustaban sus besos, y sus caricias, y la forma en la que ella se entregaba al amor, al placer, al deseo, a él. 

Después de la tempestad la calma, y al final siempre él.

A la luz matinal de aquel día, el cielo se miraba más azul.
Con las sábanas húmedas y las ganas de más… comienza una historia…

Salieron a buscar un lugar para desayunar, en casa sólo había café, palomitas, sobrantes de pizza, y nada más.

Dentro del auto los dos, en la carretera rumbo a algún lugar, ella  preguntó:
- ¿Sabes qué día es hoy?
-No
 -Es tu cumpleaños ... lo olvidaste??  

Le pregunto una vez más: 
–¿Sabes qué día es hoy?
-Mi cumpleaños
-Si, y el día que volví a volar.

Se miraron  por un instante sin decir palabra alguna, se miraron con una sonrisa dibujada en sus rostros.

Dentro del auto, el silencio, ellos y la voz de Fito.
El silencio se rompió por un breve momento.

-¿A dónde vamos?
-No lo sé, pero hay que  averiguarlo.