lunes, 8 de octubre de 2012

Y esa noche, te vi...

Te mire a los ojos, sabiendo que si lo hacía
iba a amarte desde ese instante...


Y empezaste a jugar con mis manos impacientes,  mis manos que esperaban  te atrevieras a tocarlas,  a entrelazarlas con las tuyas  sin miedo…

Antes,  era yo la que no se atrevía ni a mirarte a los ojos,  te acercabas a mí, y  con miedo, con el miedo a quererte,  me alejaba de ti,  a un paso o a dos de distancia, pero en realidad esa distancia era inmensa,  yo estaba ausente,   y me viste insegura, temerosa, fría, pero yo  te buscaba.

Y fue entonces aquella noche, que nos atrevimos…  Yo a mirarte y tú a tocarme.  

Tomaste mis manos entre  la tibia oscuridad de tu habitación, mientras sentía  tu cuerpo tembloroso bajo las sabanas,  los dos,  aún con ropa y  bajo tus sabanas, empezamos un juego con nuestras manos, nuestros dedos por primera vez  se tocaban, por primera vez nos sentíamos, sentimos nuestra piel, tus dedos, los mismos que instantes después estarían dentro mío.. 

Me tocabas con delicadeza, pero también con un poco de temor, tenías miedo a un rechazo más, tenías miedo a  que pusiera distancia en el  poco espacio entre tú y  yo  en tu cama…  Y  yo, tenía miedo a darte lo que soy, a volver a volar…  No me aleje,  pues desde hace tiempo  que buscaba la manera  de acercarme a ti.

Los dos mirando al techo con nuestras manos entrelazadas, con la certeza de que podía pasar todo, pero también que pasaría nada,  me acerque a ti, me acerque más a ti, con sólo voltearme puede tocar tus labios con mi boca, y te miré, te miré… ¡Por fin!,  y te aspire… sentí tu cuerpo aun tembloroso,  el mío volvía a ser libre, yo entre las sábanas soy libre, entre las sábanas y con el hombre que quiero amar, que amo… soy libre,  nos besamos, nos besamos en un beso suave, en un beso que  ambos hicimos verdad después de un largo tiempo, después de una espera larga, después de tu paciencia, después de dejar mis miedos  y ¿Los tuyos?

Dejamos nuestros miedos y la ropa tirada en el suelo, las sábanas llenas  de ilusión, de esperanza, de deseos, de querer empezar una historia más en nuestras vidas, las cobijas revueltas  y sobre tu cama nuestros cuerpos desnudos…

La historia que quisimos ser, no fue, al final fue otra, volvieron los miedos, las dudas… lavaste tus sabanas, limpiaste tu casa, quizá la pintes de otro color, quizá cambies tu cama  pues puede que aún huela a mí…  

Nos buscamos, pero ahora, tú te buscas, y yo me busco… buscas tus respuestas, busco las mías, quizá al buscarnos nos volvamos a encontrar, o quizá al buscarnos, nos alejemos más…

Yo...  Te digo que Te quiero,  si al final no eres tú, si al final no soy yo…  Te Amo  y lo haré como desde el  día que me atreví a mirarte a los ojos.