domingo, 21 de septiembre de 2008

Escríbeme algo largo, largo,
l a r g o . . . . .
Pero escríbelo mejor en mi piel.


Para que en los días, después de la despedida,
no evoque letras que se desgastan,
que se pierden,
que se olvidan.

Si no el dulce y exquisito
movimiento de tus dedos,
convertidos en caricias.

Y para cuando acabes de escribirme,
dibújame también, lo que tú sabes
en la entrepierna.

No hay comentarios: